viernes, 9 de julio de 2010

Seamos más centrífugos

Encontré ésto en: http://ht.ly/184wUm

Mahatma Gandhi decía que un cobarde es incapaz de mostrar amor, ya que hacerlo está reservado para los valientes. Y así es: paradójicamente, la ternura no es blanda, sino fuerte, firme y audaz porque se muestra sin barreras, sin miedo. Es más, no sólo la ternura puede leerse como un acto de coraje, sino también de voluntad para mantener y reforzar el vínculo deseado de una relación, que se proyecta en el futuro, gracias al deseo y a la imaginación creadora. La ternura es en verdad lo que hace fuerte al amor y enciende la chispa de la alegría en la adversidad, el revés o las circunstancias grises y oscuras de la existencia. Gracias a ella toda relación deviene más profunda y duradera, porque su expresión no es más que un síntoma del deseo de que el otro esté bien.

La ternura implica, por lo tanto, confianza y seguridad en uno mismo. Sin ella es imposible la entrega decidida. Y lo más paradójico es que su expresión no es ostentosa, ya que se manifiesta en pequeños detalles: la escucha atenta, respetuosa y activa, el gesto amable que no espera respuesta, la demostración verdadera de interés por el otro, ajena de expectativas de contrapartida.

Fuente: La buena vida, Alex Rovira

Y alguien, debajo, comentó:
"Es necesario estar en paz con uno mismo para encontrarse abierto a escuchar al otro y brindarse en un gesto de ternura. Y me gusta comparar la ternura con un movimiento centrífugo que va desde el centro de uno mismo hacia los otros, justamente a diferencia de la seducción que busca, desde un movimiento centrípeto, que sea el otro el que venga hacia mí. Seducción y ternura son dos movimientos diferentes, uno al servicio del Ego y el otro del Amor."

2 comentarios:

Interrogante dijo...

Muy linda entrada, un compendio de reflexiones muy especiales. Me gustó esta perspectiva sobre la ternura; nunca la vi de esa manera y me parece un arista muy real. Muchas gracias por pasar por mi espacio; un gran saludo, que estés muy bien.

Anónimo dijo...

¡Que maravilloso es el mundo gastronómico! Siento que nunca termino de conocerlo por completo y empiezo a creer, sin nostalgia alguna en mis palabras, que jamás lo haré.
Encuentro fascinante ver cómo está relacionado con una infinidad de aspectos cotidianos que muchas veces pasamos por alto y no les permitimos a todos nuestros sentidos que disfruten del momento, de ese acto esencial para el desarrollo de la vida humana que el hombre, astuto, lo ha convertido en un placer y no en un deber. Que ha ido evolucionando a lo largo de los siglos gracias a la curiosidad del ser y su necesidad de expansión, conquistando frescos e inéditos elementos para integrarlos a sus novedosas preparaciones, ávidas de nuevas costumbres.
Y cuando se nos aparece un plato nuevo...
Se activa en nosotros un proceso cognitivo de lo más particular, que tensa nuestras células nerviosas y despierta nuestros sentidos. El ritual suele comenzar por los ojos, quienes forman parte de una etapa de selección en base a la combinación de colores y formas, presentación o apariencia, y un abanico de experiencias previas que van de la mano de todo lo que hacemos, digerimos y valoramos en la vida (cultura). Paso a paso nos acercamos a aquello que quedó en la antesala de la vista y vamos descubriendo sus olores, sabores; la variedad de ingredientes, que bien combinada, puede generar sensaciones inolvidables. La temperatura ideal fomenta a realzar cada uno de los componentes del plato, siendo protagonista también de esta experiencia, pero sin llegar a un punto de sobre exposición, en el que pueda lastimar nuestra boca o garganta, para así darnos permiso a degustar con placer y detalle del desconocido bocado que se encuentra delante de nosotros.
Finalmente, en el mundo de la cocina hay platillos sencillos, básicos y otros un poco más elaborados, donde los ingredientes se mezclan de manera sorprendente, ayudados por diversos condimentos como la sal, la pimienta, la canela, etc., etc., y una variedad de especias que entran en comunión con los ingredientes principales, los que suelen darle nombre y apellido a la receta. Estos platos suelen tener un proceso de preparación más amplio, soliendo cocinarse a fuego lento para que la conjunción de sabores sea vehemente e intensa y deje mella en el comensal.

Disculpá, de tanto hablar de comida me dio un poquito de hambre. ¿Querés ir a picar algo?