miércoles, 30 de junio de 2010

¿Llorar, lavar o desear?

Lloro mirando Náufrago. Lloro cuando no puedo decir algo. Lloro cuando pasa algo hermoso. Lloro cuando veo algo espantoso. Lloro cuando no puedo abrazar. Lloro cuando algo se me va de las manos. Lloro cuando me doy cuenta que tengo algo precioso entre ellas. No lloro cortando cebolla - esas lágrimas son distintas. Lloro cocinando cuando no tengo ganas de comer. Lloro caminando cuando no quiero llegar a donde estoy yendo - o cuando quiero volver al lugar de donde partí. Lloro cuando se espera que ría. Lloro a plena luz del día.

De chiquita Paulo Coelho me había dicho que esas lágrimas que caen en momentos inesperados, que no son de alegría ni de tristeza, están lavando el alma. ¿Qué onda? ¿Acaso ver Náufrago me ensucia? Acaso mis conexiones cerebrales conectan todo al centro del llanto... acaso no hacer lo que realmente deseo me estimula las glándulas lacrimales.

1 comentario:

Willy Willas dijo...

buooooooooo...jajjaja...buenísimo!!
Gracias!