lunes, 14 de septiembre de 2009

La foto salió movida

Un cronopio va a abrir la puerta de calle, y al meter la mano en el bolsillo para sacar la llave lo que saca es una caja de fósforos, entonces este cronopio se aflige mucho y empieza a pensar que si en vez de la llave encuentra los fósforos, sería horrible que el mundo se hubiera desplazado de golpe, y a lo mejor si los fósforos están donde la llave, puede suceder que encuentre la billetera llena de fósforos, y la azucarera llena de dinero, y el piano lleno de azúcar, y la guía del teléfono llena de música, y el ropero lleno de abonados, y la cama llena de trajes, y los floreros llenos de sábanas, y los tranvías llenos de rosas, y los campos llenos de tranvías. Así es que este cronopio se aflige horriblemente y corre a mirarse al espejo, pero como el espejo está algo ladeado lo que ve es el paragüero del zaguán, y sus presunciones se confirman y estalla en sollozos, cae de rodillas y junta sus manecitas no sabe para qué. Los famas vecinos acuden a consolarlo, y también las esperanzas, pero pasan horas antes de que el cronopio salga de su desesperación y acepte una taza de té, que mira y examina mucho antes de beber, no vaya a pasar que en vez de una taza de té sea un hormiguero o un libro de Samuel Smiles.

Julito Cortázar

(Confirmado. Si Cortázar y yo nos hubiéramos conocido, podría decir que se inspiró en mi para describir a los cronopios.)

sábado, 5 de septiembre de 2009

Agua de deshielo


Qué bárbaro. Venía caminando por una ruta desolada y se me habían ocurrido unas palabras para empezar a escribir. Ahora que llegué al lugar que tenía planeado me siento a escribirlas y las perdí. Sólo me acuerdo la idea principal: el título de ésto...
La verdad es que me siento como este agua de deshielo que escucho de lejos, de cerca. Agua que corre libre (o encausada) tras haber sido paralizada por el frío y convertida en hielo durante un tiempo, que ahora el sol devuelve a su otro hábitat.
Siento que sentí un pico máximo de estrés al haber "terminado" la carrera... y no quiero volver a sentirlo. Por eso corté y escapé, de eso y otras cosas, a un lugar que amo. No sé si es necesario que todos experimenten alguna vez en su vida un viaje a solas, tal vez este encuentro con uno mismo también se puede lograr charlando con personas, yendo al psicólogo, leyendo un libro, viendo una película... o visitando algún lugar. Pero, como buena maduradora lenta que soy, necesité hacer todo eso más o menos al mismo tiempo... para llegar a ser la persona que soy hoy. Que no soy la misma que ayer... como el agua, que ayer fue hielo... y hoy es parte de este lago.